Lo que podemos apreciar de entrada al visionar el trabajo de Vladimir Rys es que este fotógrafo checo tiene un estilo reconocible, distinguido y muy bien trabajado. En Rys encontramos fotografías con un enfoque clásico, sin apenas postproducción. Maneja perfectamente la luz con unas habilidades técnicas supremas. Consigue crear atmósferas y composiciones únicas en un deporte como la F1 donde todo ocurre a cientos de kilómetros por hora y rara vez vuelve a dar segundas oportunidades. Como él dice, “si lo ves pasar, ya ha pasado. Tienes que conseguir anticiparte.”
Vladimir nació y creció en Praga, en 1978. Lleva desde 2005 trabajando en F1 donde ha conseguido convertirse en uno de los fotógrafos más valorados del Paddock. Entre sus reconocimientos destacan: «Fotógrafo del Año 2010» en Alemania, «Fotógrafo de Fórmula Uno del Año 2008» por la revista Red Bulletin, y «Fotógrafo de Fórmula Uno del Año 2014» por la Federación Italiana de Automovilismo Confartigianato Motori.
Imagen cedida por Vladimir Rys para este artículo
Nos encontramos ante uno de los mejores fotógrafos deportivos del mundo y uno de los fotógrafos más influyentes en la Fórmula 1. Curiosamente, al hablar con él, descubrimos que es un fotógrafo paciente, tranquilo, que trabaja despacio y es metódico a la hora de conseguir la foto que quiere. No tiene miedo a perder otras fotos si el premio de conseguir la foto que él ha imaginado y planificado aún es posible. No termina de estar seguro de su trabajo nunca y que siempre quiere mejorar.
Vladimir, ¿Cómo llegó usted al mundo de la fotografía?
Mi abuelo era fotógrafo profesional, pero no llegué a conocerlo porque murió cuando yo sólo tenía un año. Pero a los 12 años descubrí sus viejas cámaras y empecé a jugar con ellas. Primero quise ser camarógrafo, pero después de leer todos los libros sobre fotografía y cámaras de nuestra biblioteca local, supe que lo que me atraía era la fotografía fija y que el reto de conseguir una historia completa en una sola imagen era demasiado tentador como para resistirse.
¿Qué le hizo decidirse por la fotografía deportiva?
Cuando era niño no tenía ninguna ambición. Me encantaba mi BMX, jugaba al fútbol en un club local, era un chico tímido y eso era todo realmente. Fue cuando fui a estudiar fotografía e hicimos unos pequeños trabajos para un periódico deportivo de Praga para aprender algo, cuando el fotógrafo jefe me llamó a casa y me dijo «tengo un trabajo para ti». Yo tenía miedo y no quería dejar mis estudios, pero él fue muy insistente y me convenció para que aceptara el trabajo. Nunca pensé que sería lo suficientemente bueno.
¿Recuerda su primer día en la Fórmula 1?
Bueno, en realidad lo recuerdo muy bien. Mi primera experiencia con los coches de F1 fue en Jerez 2005, en los test de pretemporada. Recuerdo que oía los motores desde muy lejos, yo todavía estaba en el coche, ni siquiera cerca de la pista, y podía oír el rugir de los motores. Luego, cuando llegué a la pista, me aterroricé. El sonido y las vibraciones del suelo creadas por los motores eran algo que nunca había sentido. Fue en la época de los motores V10 y sin motores híbridos, cuando el sonido era una de las principales características de esa época. Era todo aterrador y emocionante por igual. Y de repente, como fotógrafo, me di cuenta que tenía ante mí un nuevo mundo, un increíble «campo de juego» donde podía ser creativo, podía conseguir una buena foto de acción, un retrato, un paisaje, podía ser artístico… Todo esto me atrapó y no tardé en coger el gusanillo.
¿Cómo afronta la presión de trabajar en un ambiente tan estresante? ¿Cuál ha sido su peor momento en una carrera? ¿Y el mejor?
Creo que a lo largo de los años he aprendido a afrontar ciertas situaciones con calma y frialdad, es algo que se necesita como fotógrafo. En el pasado perdí algunas imágenes importantes porque no estaba lo suficientemente calmado. Aprendo de cada imagen que me he perdido para convertirme en mejor fotógrafo. Perderme por completo los donuts de Vettel en la India tras su cuarto título fue probablemente lo peor. Muchos fotógrafos se perdieron esas imágenes, porque nadie esperaba que hiciera algo así, pero para mí fue una gran lección. Después de eso me dije que nunca más me permitiría perder la calma y eso ha funcionado hasta ahora. Pero todos los fotógrafos pierden de vez en cuando una gran foto, por eso hay que agachar la cabeza y trabajar duro. Es entonces cuando uno logra mejorar como fotógrafo.
¿El mejor momento? Siempre es cuando todo confluye, la luz, la composición, los colores, el objeto… Se crea un momento mágico y hermoso y consigo fotografiarlo con mi cámara. Nunca me aburriré de esa sensación. ¡Creo que es la misma sensación que cuando un delantero marca un gol!
Usted ya tiene una carrera consolidada, especialmente en el mundo del motor, ¿Qué cree que se necesita para llegar a ser un buen fotógrafo de Fórmula 1?
Es como con los pilotos de Fórmula 1. Los ingredientes son: Talento, trabajo duro, dedicación y constancia. No es un trabajo fácil, tienes que viajar por todo el mundo 4 o 5 meses al año, no es fácil para ti ni para tu familia, así que también necesitas mucho apoyo en casa.
Y, ¿Qué pesa más, el talento o los contactos que tengas para llegar a triunfar?
El talento y el trabajo duro siempre prevalecerán. Los contactos ayudan, por supuesto, pero si haces un buen trabajo, siempre se te notará tarde o temprano.
¿Qué equipo fotográfico utiliza usted durante el mundial de F1?
Trabajo desde hace veinte años con cámaras Canon y toda su línea de objetivos. Me encanta experimentar con los objetivos, pero mi equipo principal está formado por dos cámaras y unos 5-6 objetivos, que son todos primos. No uso ningún zoom.
¿Algún consejo que nos pudiera ayudar a hacer fotos en F1?
Claro. Si los coches son rápidos, tú tienes que ser lento. Piensa, sigue la luz, observa, trabaja en la composición, piensa antes de disparar. Predice y prepárate para conseguir la toma que quieres. Si pasa y lo ves pasar, ya es demasiado tarde…
¿Todas las carreras son iguales?
No. Cada pista, cada país, cada carrera es diferente. Eso es lo emocionante de la F1.
Usted ya ha fotografiado cientos de carreras de fórmula 1, ¿Cómo consigue innovar para seguir haciendo atractiva su fotografía?
Ese es uno de los mayores retos para un fotógrafo, mantener la rutina alejada y no perder el ánimo de arriesgar y probar cosas nuevas. Rara vez estoy satisfecho con mi trabajo, eso es lo que me hace buscar la perfección, nuevos ángulos y nuevas imágenes. Pero no es una tarea fácil.
¿Hay mucha competencia entre los fotógrafos del paddock?
Sí, pero es como en todos los entornos creativos donde no se puede medir el rendimiento por el tiempo u otros criterios. La fotografía es subjetiva. Es un proceso creativo y eso lo hace muy competitivo y único en cierto modo.
¿Ha tenido algún problema con los pilotos, tienen mucho ego?
Nunca he tenido problemas con ninguno de ellos. Al fin y al cabo, no son más que chicos que conducen un coche por la pista, algunos son geniales y están encantados de trabajar contigo, otros son más reservados o distanciados, son como cualquier otra persona. Puedes encontrar a un tipo con un ego enorme en cualquier lugar y no tiene que ser un piloto de Fórmula 1 realmente.
Ha recibido multitud de premios, como por ejemplo el de “Fotógrafo del año” de la F1, ¿Cómo cree que le pueden influir esos reconocimientos? ¿Le añade más presión a su trabajo?
Es un bonito reconocimiento a tu trabajo, pero nada por lo que yo viva o trabaje realmente. Para mí es más importante el reconocimiento de la gente que me sigue y de los colegas, que de vez en cuando me envían un mensaje y me dicen «bien hecho» o te hacen un buen cumplido o un comentario. Eso me hace pensar que todo mi esfuerzo tiene algún propósito realmente…
¿Puede recomendarnos un libro sobre fotografía deportiva que le haya motivado realmente?
Después de muchos años he vuelto a leer el primer libro que me hizo ver realmente la fotografía deportiva de la manera que quería hacerlo y me entusiasmó en aquel entonces y todavía lo hace, incluso después de veinte años. El libro se llama «Faszination Sport» y fue publicado por la agencia Bongarts en Hamburgo – Alemania. En su día trabajé para esa agencia y fue una de las mejores escuelas de mi vida. Realmente recomiendo este libro a todos los jóvenes fotógrafos deportivos, especialmente porque puedes ver lo que puedes crear en tu cámara, ya que todas las imágenes están tomadas en película y no con photoshop, como hoy en día.
José Luis Pérez / @jperezfotografo / IconicSport.es